5 de mayo de 2006

No sé cuando pasó. Pero fue como hoy y era tan tarde como hoy. Llevaba tantas horas despierto que estaba fastidiando todo mi horario interno, y no me importaba. Era un fin de semana como los que nunca tengo.

Eran pocas las diferencias, pero muy grandes. Otra vez me acordaba de alguien que no me recordaba*, pero ahora, comparándola contigo. No sabía mucho de ti así que lo hacía con lo mucho o poco que creía que me iba a doler. Después de un rato se piensa mucho en eso. Las cicatrices uno ya sabe como curarlas pero duelen igual, casi nunca menos.

Pero eso no quiere decir que lo bueno no entre en la fantasía; también se imagina, pero es mejor sorprenderse; no quería conocer la mirada y la sonrisa que tenías reservada para mí antes de verla.

Y era igual de tarde, no te encontraba y ya tenía ganas de alcanzarte. Y mientras más imposible te veía, más divertido se me hacía. Las 4 de la mañana, hace 10 meses o algo así.

Con nadie me ha gustado jugar al amor eterno, más que contigo. Y además ver telenovelas y leer libros** para aprenderme bien las reglas. Luego, escribirlo en cuentitos y cartitas que a veces te entrego y a veces no. Escuchar las canciones y hacer que todas me recuerden a ti; pero incluso de mis preferidas sólo te dedico algunas, no todas, porque sé que algunas pueden no gustarte, por más que me digas que te gusta el emo.

Con nadie ha sido más divertido ni mejor.





* O eso me gustaba pensar, para que el Fernández en turno se identifique más conmigo.
** Uno se sorprende al descubrir cuantos hablan de amor. Lo mencionan a profundidad aún los que tienen títulos tan improbables como "La Biografía del Che Guevara".

2 comentarios:

Iván dijo...

nah, no las veo

sólo creí que sonaba pop

noema dijo...

Las cicatrices uno ya sabe como curarlas pero duelen igual, casi nunca menos....
aplaudo sr ivan...
se le quire mendigo mocoso