5 de mayo de 2006

Súper Villanos 3: Bill


Bien, hoy no habrá seriedad mamonsísima en los Súper Villanos.

Bueno, sólo una poca: Hoy les voy a hablar sobre Kill Bill, la cuarta película de Tarantino que terminó por ser la cuarta y la quinta.

Años después de verla, a pesar de que durante su proyección y momentos después de su final, la película partida en dos, provocó en mí una reacción cuasi-orgásmica parecida a la que parece que se presenta en las mujeres después de bañarse con Herbal-Essence, seguía sintiendo que algo faltaba.

No sabía exactamente que era y por fin lo identifique: la aparente falta de un mensaje más profundo. La trascendencia de la película me eludía; mientras su valor como objeto cinematográfico de culto lo tenía totalmente claro en mi cabeza; lo entendía perfectamente y no lo discutía, más no el objetivo que perseguía Tarantino. ¿Cuál era? ¿Qué mensaje quiso transmitirnos en esta película aparentemente hueca, vacía, simple divertimento, hiperviolento y de altísima calidad ,eso sí, para ver palomeando? Esa cuestión y su respuesta me mantenían siempre intrigado, preocupado y hasta hace poco, obsesionado.

Sin embargo por fin, después de muchas horas de desvelo y análisis meticuloso de las escenas, de cada uno de los diálogos, de las actuaciones, de la fotografía y la dirección, lo sé. Lo más gracioso o irritante de todo, fue que tanto análisis resultó cansado y estúpido, muy inútil y hasta lo hubiera podido evitar simplemente leyendo de nuevo el título. Y es que Quentin simplemente trataba de decirnos que hay que matar a Bill. A cualquiera. No sé si Bill represente una metáfora de los "Powers that Be", de ELLOS, de Televisa, de Carlos Slim o cualquier otro Darth Vader de fin de semana. No sé. Pero como medida precautoria, por el momento propongo acabar con cualquiera que se llame Bill. No sé que opinen ustedes.

Así que si conoces un Bill, liquídalo con una bellísima espada Hattori Hanzo, después de un diálogo larguísimo y perfectamente estructurado que nunca aburra, o bien con la five-point-palm-exploding-heart technique de Pai Mei. No importa tanto el método.

*Hoy tuve ganas de escribir grandes tonterías... :), sean felices.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta tarantino y kill bill
wow.

y sí.. el punto es matar a bill
...

matemos a nuestro "bill"
y seamos felices.

Lagarto dijo...

Matar a Bill... Sí, es verdad, ese era, es y seguirá siendo el punto del filme, aunque ver como corre sangre hasta de lugares donde no hay, fue asquerosamente alucinante y conmovedor: Tarantino casi nos corta la cabeza.
Hay que matar a Bill y hablarle bien lindo antes.
Chido.
Buena noche.

noema dijo...

jajaja pinche pelicula sangrienta ire ni lei lo q puso jaaa pero leyendo los post me dieron ganas de ensangrentarme con alguien

Ricardo Santos dijo...

matar a bill sin dialogo verborrèico y mamòn no tendrìa chiste. ¿quièn es tu Bill?

MORADAQUIMICA dijo...

ehm... me gusto mas el ´televisa. pero.. ¿ y si te bautizamos como bill ?? ....