29 de julio de 2009

pura historia oral

el día que me fui despedir de ella lloró como 5 horas seguidas frente a mí, y yo, por solidaridad, que no por sentirme una mierda, empecé a llorar también (me sentía peor que eso, me sentía la peor persona de la historia, de la ciudad, ciertamente de ese cuarto, pero ya muchas otras veces me había y me he sentido una basura y no por eso lloro), de manera incontrolable, insoportable, y muy tonta. Esa escena no era muy triste, era muy patética.

estuvimos así 5 horas seguidas, y ella pasaba casi esquizofrénicamente del enojo a la tristeza y luego a la ira, a veces a la súplica. Nunca había provocado algo así en la vida y me sentía culpable, sí, pero sobre todo asustado. Hasta antes de ese día no pensaba en mí como en alguien o algo capaz de provocar una reacción así. No lo creía, después logré convencerme que no era cierto, aunque mi subconsciente me decía otra cosa y arraigaba en mí, cada vez más, la idea de que yo era algo malo, casi peligroso, para algunas personas.

no le dije la verdad de porque la estaba dejando, le inventé una de las mentiras menos plausibles y absurdas que se me pudieron ocurrir. Hubiera sido mejor decirle la verdad, digo, para lo que pasó, el resultado hubiera sido el mismo. Pero no lo hice, le mentí y le mentí toda la noche, aferrándome a algo que ni yo creía, que ella, que es muy inteligente, no sé tragaba, pero para mí era más fácil que aceptar la verdad frente a ella: que no la quería, sólo la había usado para tratar de sentirme bien un rato; porque cuando la conocí me acababan de dejar y no soportaba esa sensación de tristeza y humillación que me acompañaba a cualquier lado. Quería sentirme mejor, y rápido, y allí estaba ella y, ya les dije, era hermosa, inteligente...

desde entonces las cosas han sido difíciles, una y otra vez huyendo de relaciones cuando apenas empiezan, cuando percibo de ella signos inequívocos de que está creando una especie de cariño sincero hacia mí. No es como muchos dicen de si mismos o creen, por miedo a salir yo lastimado. Eso no me importa, de verdad, puedo acabar destrozado y no pasa nada, puedo lidiar perfectamente conmigo, lo que no puedo soportar es la idea de lastimar a alguien más, ser el responsable de algo así, yo, yo que todavía me veo como un adolescente inmaduro, no quiero andar rompiendo corazones de verdad.

así que siempre había hecho lo mismo, las dejaba muy pronto, y estaba agusto con eso. Una sola vez me arrepentí, me di cuenta, casi de inmediato, que acababa de cometer un grave error, pero, casi de inmediato, ya era demasiado tarde. Y pasó exactamente lo que sabía que iba a pasar, lidie un rato con un dolor que no me era tan difícil ignorar todo el día (ref. Most of the time - Bob Dylan) y después de un rato estaba como siempre, como ya me había acostumbrado a estar, yo solo y perfectamente tranquilo. Me daba igual mi melancolía, mi soledad, es algo que después de un rato se te hace necesario, se te impregna y no lo puedes dejar.

aprendí a vivir así. Es algo que he ido perfeccionando cada vez más hasta estar cada vez más cómodo así: escuchando música en la combi, en el taxi, en el trabajo, cuando hablo con alguien más, corriendo carretes de música indie y rock clásico en mi cabeza, medio escuchando a mi interlocutor.

pero nada de eso me funciona. Digo que estoy solo pero constántemente me desespero y busco, por un instante, la mano de alguien más a que me saque a tomar aire y a respirar, a que me de el sol, que me haga compañía. Pero igual de rápido me desespero, me empiezo a asfixiar. Soy como un asceta que deja la reclusa cada cierto tiempo porque no siempre le gusta cumplir con su deber, pero a los dos días empieza a extrañar su casa en medio del bosque y vivir en la meditación día y noche.

y no sé como terminar, me da flojera, estoy tratando de desahogarme, no de agradar a quien quiera que quede por aquí, leyendo este blog. Me voy a escuchar música en lo que llego a mi casa.