25 de febrero de 2011

Sobre los problemas que tengo para escribir un cuento

(mis pininos como escritor formal, para poder dejar de ser un blogger cualquiera)

el otro día estaba yo tratando de escribir un cuento inspirado en El Complot Mongol y las películas sin sentido de los Hermanos Coen, no las digeribles, y me di cuenta que a mi protagonista le faltaba algo; tal vez una mirada enigmática, alguna vestimenta interesante: "estilo". Así que trate de llevarlo a comprar ropa usada al Audi. Pero ese no es el problema principal, lo peor es que esta intriga internacional como que no va a ningún lado (francamente, los chinos como antagonistas, más allá de unos cuantos movimientos espectaculares de karate, no traen nada) y la historia que quiere ser de amor está palideciendo; todo el proyecto se muere, se muere en mis manos..

tal vez si hago a la protagonista imposiblemente hermosa e inteligente, de esas que no existen y que los poetas que se respetan ni siquiera osan imaginarse (sí, le escribirán a la mujer más hermosa del mundo, pero no se olvidan de señalar alguna verruga escondida, una nariz inusualmente grande, su condición de mortal delatada por su torpeza a la hora de las caricias)

aún así, algo le faltaría a todo este asunto: ¿un triángulo amoroso tal vez?… no, eso sería muy populista, ¿una historia de desamor entonces?: matamos a los protagonistas al final o por lo menos a uno de ellos y que quien sea el o la pobre que quede vivo quede desolado y destrozado, así, para la segunda parte regresará con una sed de venganza francamente muy conveniente… no, eso sería aún peor… estoy perdido, nomás con este miedo al fracaso para hacerme compañía en medio de este bosque de dificultades. Si tan sólo estuviera en París, Francia… seguro la inspiración estaría acosándome a la vuelta de cualquier esquina y las páginas fluirían como agua de un río cayendo por una cascada.

***

por lo menos ya tengo el epígrafe:

you don't know the first thing about astronauts,
you don't even know how to spell them