29 de septiembre de 2008

Morelia y el terrorismo

Últimamente, esta conversación es muy común en Morelia:

“¿Sabías qué hubo una balacera (y/o amenaza de bomba?)”
“(Escalofrío), ¿Dónde?”
“(En todos lados)”

Vivimos en la medio de una absoluta psicosis, paranoia y llenos de rumores que son hasta aburridos. De repente, todos sabemos más que todos y tenemos amigos, familiares, o amigos con familiares que trabajan en los medios-hospitales-el gobierno que nos dijeron que no fueron 8 los muertos, si no en realidad entre 20 y 100 (dependiendo de a quien le preguntes)… ¿cómo crees que una granada nomás va a matar a tres?. Las investigaciones y los rumores, que para el caso, son exactamente lo mismo, indican todas que en cualquier momento nos carga la chingada: que si durante el desfile del treinta van a tirar más granadas de fragmentación; que si en Wal-Mart o el congreso o casa de gobierno encontraron bombas, pero no explotaron, etc.

Ya me cansé de este ambiente de estar al borde del Apocalipsis, por tanto rumor que se escucha, más que por el miedo que siento, como todos, que sí es muy real. Estamos, más bien, como encantados de vivir en el centro de la noticia, como si quisiéramos de verdad otra bomba porque nos gustó mucho ver las unidades móviles de Televisa y Tv Azteca y a sus reporteros transmitir en vivo desde el centro, haciéndonos sentir tan importantes.

Antes, los sitios de la bomba eran una fuente de dolor y horror muy real, una herida abierta que a todos nos ponía tristes (sobre todo los primeros dos días después del atentado, cuando no prendían las luces de catedral, que está a un lado), hoy son, más o menos, una atracción turística. Y digo más o menos, porque a Morelia ya no vienen turistas.

(Ahora nomás falta otra marcha por la paz, vestirnos de blanco o alguna mamada así, para terminar de quitarle la dignidad a todo esto. Pero digo, en este asunto murió pura gente del pueblo, si hacen marcha, me pregunto si los “secuestrables” participarían: los empresarios que, evadiendo impuestos y pagando sueldos miserables, además de otras prácticas abusivas, causan la pobreza y luego provocan así, las condiciones adecuadas para que brote la delincuencia -es eso, y la otra mitad, la miseria humana de los que se dedican a robar, matar, secuestrar, etc.-. ¿La promocionarían igual, comprarían los mismos anuncios en los medios? Tal vez si llegara a ser redituable).