26 de enero de 2009

Benjamin Button


Esta película me impresionó y me hizo sentir lo que hacía mucho no. Este fin de semana también fue algo emotivo, reee bonito, tal vez eso tuvo algo que ver.

El Curioso Caso de Benjamín Button trata sobre un personaje muy, curioso, intérpretado por Brad Pitt, que nace viejo y con el tiempo, va haciéndose joven hasta acabar como un bebé. Vemos toda la historia de su vida, los muchos personajes con los que se encuentra y sobre todo, su relación amorosa con Daisy, interpretada por Cate Blanchett y que es, por lo tanto, una mujer casi perfecta.

David Fincher no suele dirigir este tipo de películas. No, a el le encanta hacer cosas tan optimistas y positivas como Seven, que termina con la cabeza decapitada de Gwyneth Paltrow,empacada en una caja para regalo; películas violentas, sarcásticas y absolutamente geniales, semiapocalípticas como El Club de la Pelea; y la tercera parte de Alien, que empieza asesinando offscreen a la adorable y rubia niña de diez años que en Aliens, Ripley luchó toda la película por salvar. Lo único que tenía lógica de todo el proyecto era que Brad Pitt fuera el protagonista, porque a David Fincher, por razones que todavía no alcanzo a comprender, le encanta trabajar con él. Tal vez sabe que si llega con los ejecutivos de la Warner y les dice que su proyecto lo va a protagonizar Brad Pitt y no otro actor con, digamos, más talento pero menos nombre, es más fácil que le den luz verde. Yo que sé, eso se me hace lógico, tal vez sólo sucede que le gusta como actúa.

El Curioso Caso… de inmediato trata de conectar contigo, de relajarte hasta llevarte a un estado de nostalgia en el que estás lo más receptivo posible y creo que lo logra; debe ser la paleta de colores, o la melancolía con la que te ataca sin miramientos desde el primer cuadro, como un kamikazee… como una película kamikazee. Las películas de Fincher no suelen ser así, fuera de lo buena que es y la fotografía, ah, y el güey de Brad Pitt, esta parece todo, menos una película suya. Es más bien la película que Robert Zemeckis nació para hacer antes de que se pusiera a hacer cosas horrendas en esa espantosa nueva técnica de animación en 3D en la que ha estado haciendo películas espantosas últimamente . Pero bajo la dirección de David Fincher, esta historia y este guión todavía están en buenas manos. La escena durante la que el barco remolcador se enfrenta al submarino nazi vale un boleto pagado a precio normal de Cinépolis; esta secuencia tiene varias cualidades que me dispongo a referir en detalle, justo ahora: para empezar, hace que te interese la muerte de un personaje que no has visto durante más de 30 segundos antes de ese momento, en el que ya lo están partiendo en dos las balas de una metralleta de alto calibre; lo mejor: te mantiene tenso no porque no sepas qué va a pasar, de hecho tiene el cinismo de anunciártelo durante la secuencia anterior: “ahora sigue la parte en la que se muere la tripulación del barco eh”, mantiene la tensión porque te hace sentir lo que has sentido cuando te pones nervioso en la vida real. Más o menos como estos tipos, que están nerviosos, no porque están a punto de entrar a una entrevista de trabajo, si no porque saben que ese submarino nazi acaba de hundir un barco con cientos de soldados, que sus cuerpos se están atorando en las aspas y entorpecen el avance, que a ellos ya los detectó y no pueden escapar ni tienen las armas adecuadas para enfrentarlos… pero de cualquier manera lo van a hacer, no tanto porque sea su obligación, si no porque así es la vida.

Lo único malo que vi, y que sería un detalle mayor si no se tratara de este director, es que el personaje principal es interesante sólo hasta como la mitad de la película, cuando deja de depender del maquillaje y del CGI y Brad Pitt, con toda su nula habilidad para actuar, tiene que hacerse cargo. Y lo hace con la perpetua hueva e infinita confianza en su apariencia con la que siempre aborda cualquier personaje (bueno, menos Chad). No sé si será por eso que lo hace, pero Fincher se encarga de llenar todas las escenas que puede de mucha textura y mucho detalle, y toda la película de personajes secundarios mucho más interesantes y carismáticos que el personaje principal, que es una absoluta hueva, para mantenerte sumergido en la película. Ah claro, y ahí está Cate Blanchett, vapuleando a Brad Pitt en cada escena en que se lo topa.

Claro, si eres un cínico no te va a gustar tanto, El Curioso… se empeña en que TODOS los personajes tengan por lo menos una cualidad que los redima; es desvergonzadamente cursi a ratos y casi tiene una actitud de pandillero al respecto. Es como si al mismo tiempo que ataca con artillería tus emociones te dijera: “¿Y?, jódete: sí, así es, de verdad estoy usando un colibrí para hacer una metáfora sobre que este personaje entrañable murió y se está yendo al cielo… y-me-vale-madre… como ves, ¿hermoso no?”