27 de enero de 2010

the same boy you've always known

10:15 in a Saturday Night

drip

drip

drip

drip

drip

(8)

eramos escritores y soñadores... un poco más soñadores que escritores la verdad... con el tiempo no eramos ni soñadores ni nada.

if it was up to me, i would've never walked out

lo peor fue cuando nos dejó de gustar la charanda con manzanita; ese momento en el que preferimos gastar el doble en un six de cerveza, fue cuando entendí que una época de mi vida estaba terminando frente a mis ojos y que había estado terminando durante 6 meses y que yo apenas llegaba a presenciar ahora, el instante final.

oh... when it's coming? but it's comming, keep the car running

el siguiente momento crucial llegó cuando me di cuenta que, aunque tengo 24 años, en realidad tengo 19, o al revés, aunque tengo 19 años, en realidad tengo 24 y mi barba todavía me sale irregular, como le sale a cualquier niño normal de 12 años. Pero vaya, yo no soy normal, me digo para consolarme.

yeah, this is not natural... a bunch of holes where the dead used to be underground

el otro día estaba tratando de escribir un cuento, pero algo me detuvo, a punto de destrozarme; era otro de esos espantosos momentos de claridad infinita en el que no puedes evitar ver las cosas como son en realidad: tenía bloqueo de escritor, derivado de que no puedo evitar transformar cualquier historia que escribo en un cuento de zombies. Estaba tratando de incursionar en la literatura infantil cuando me di cuenta que mi tierna de protagonista de 7 años acababa de devorarle el cerebro a su tierno novio de 7 años después de que su cuerpo reviviera durante su funeral, pero convertido en otra cosa, en un ser perteneciente más al inframundo que a este, el mundo de los vivos, una criatura no muerta, pero no viva ya, con una hambre insaciable por los cerebros de los humanos y cuyo último pequeño vestigio de humanidad que conservaba lo utilizó para reconocer con una mirada y tal vez con el olfato al que en vida había sido su tierno compañero de viaje, y proceder de inmediato a reecontrarse con él, ante la estupefacta mirada de todos los presentes que presenciaron como se levantaba de su pequeño ataúd y andaba torpemente hasta el sorprendido niño, que no entendía nada y luego, ante la aún más estúpida mirada de todos, procedía a devorarle a mordidas su pequeño cerebro. Claro, no sin antes soltar el tradicional y gutural grito de "brains!"

***

soundtrack: (fill in the blanks)