14 de marzo de 2010

aquella vez me confundieron con un dealer afuera de La Caldera

"a mí no me hacen pendejo"

le digo al Mapas, con toda seguridad.

"¿seguro?"

y ya no sé que contestar. El caso es que no saber que decir, no saber en general, te castra, como un machete oxidado o la incertidumbre de las tres de la mañana, cuando ya no sabes ni porque estás despierto--

"estabas esperando a un cliente afuera de la Caldera"

me recuerda, algo exasperado.

"pero si yo ni vendo droga, eso pasó porque traía mi playera de Pumas y mi gorrito"

ese ya no es un problema, me digo, el problema ahora es escapar a través de estas calles vacías y sin luz que no reconozco muy bien a las cuatro de la mañana y entonces ella aparece, como un ángel de la guarda en camioneta, se detiene junto a mí, abre la puerta del pasajero y me dice:

"sube"

entro, escapo, volteo para mirar a los adictos que todavía me persiguen, como zombies hambrientos. Con rabia observan como nos alejamos.

más adelante, Godzilla peleando contra Mothra, así que en reversa nos alejamos del centro, luego frena y de un volantazo damos una vuelta de 180 grados para arrancar en dirección contraria. No debe ser muy hábil o es la primera vez que lo hace, porque casi nos volcamos, carajo.

"malditos monstruos radioactivos, ya le dieron en la madre a la Catedral, tan bonita que se veía prendida-- tan bonito que se veía el centro histórico en general, sobre todo si eres turista extranjero"

reflexiono. En voz alta.

"¿no traes nada?"

"no, no me quedó nada, me lo arrebataron todo esos cabrones que me estaban persiguiendo, apenas escapé, gracias a ti"

miento; no puedo permitir que ella no crea que soy dealer de Opio. De todos modos se crea un silencio incómodo, a pesar del estruendo que provoca el apocalipsis atrás de nosotros.


it's time we saw a miracle
come on it's time for something biblical