5 de abril de 2010

la boda

puedes ser un androide, o un replicante, y aún así quedarte con recuerdos implantados que te hacen feliz o te duelen. O también puedes ser un clon y vivir en la luna con recuerdos que no son tuyos mientras tu cuerpo se va echando a perder; tu pelo y tus dientes se van cayendo, empiezas a alucinar, a quedarte dormido al volante de tu vehículo de exploración lunar; no sé, ser un personaje de ciencia ficción casi siempre es muy difícil; rara vez el futuro como lo imaginamos los humanos no es una distopía apocalíptica e insoportable.

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la semana pasada que fui a Sanborns estaba buscando el regalo perfecto de bodas para su boda. Nada de vajillas finas, ese no sería mi estilo, además seguro tiene muchos amigos con mucho dinero que le pueden regalar vajillas muy finas y yo no quiero hacer eso así que me fui a buscar el regalo a los libros. Un libro de cuentos llamó mi atención, el Orgasmógrafo, de Enrique Serna.

Antonio Monter, mi maestro de literatura en la universidad alguna vez nos dejó leer el cuento que le da título a la colección y me gustó mucho.

la historia trata sobre un futuro no muy lejano donde los humanos viven bajo el yugo de un régimen totalitario que los obliga a usar un aparato que registra el número de orgasmos que tienen a la semana, y a cambio de cubrir una cuota determinada se les otorgan cupones para poder obtener víveres. Laura, nuestra heroína, está determinada a mantener su virginidad a toda costa.

el cuento está lleno de humor negro y sarcasmo, de pistolas láser y referencias a la masacre de Tlatelolco.

así que compré el libro. Será mi regalo de bodas, no sé si le guste como regalo de bodas pero seguro cuando lo lea le gustará. Fui a caja, lo pagué y lo guardé en mi morral.

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nunca pensé que me dedicaría a grabar bodas, menos que grabaría su boda, pero supongo que la quiero mucho y no me podía permitir que contratara a algún cabrón que no supiera usar bien la cámara y las tomas le salieran quemadas o azules.

no conozco a nadie así que simplemente estoy comiendo solo mientras espero a que los novios bailen por primera vez para ir a grabarlos. Ella se ve hermosa, su vestido se le ve muy bien y está muy bien peinada; todo es muy sobrio y sencillo y por lo tanto muy elegante. No quería que se pintara el pelo de rojo pero se lo pintó y debo admitir que se ve bien, aunque la verdad me gusta más como se ve con el pelo negro, bien negro.

el plato fuerte es espaguetti y pechuga de pollo en salsa de champiñones. Saliendo de aquí me voy a ir por unos tacos, carajo. Una vez en Monterrey mi hermano me invitó a cenar unos tacos de carne asada estilo Sonora, estaban muy ricos, debe haber algo así por aquí, ¿no?, digo, estoy en Sonora.

mi libro, mi regalo, ya está ahí en la mesa de regalos, ni se ve, a ver si no se les olvida llevárselo, pero en realidad es sólo para ella.

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ya terminé de grabar, se me acabaron los kct's y todas las pilas así que nada más estoy solo en mi mesa, tomando una cerveza. Pienso que cualquier otra persona en mi lugar ya se hubiera hecho amigo de los meseros, o del Barman, de algún invitado, se estaría ligando a alguna de las damas de honor, pero yo no soy así, nunca se me ha dado esa espontaneidad. Me levanto, me acerco a ella, que está en el centro de la pista, entre el mar de invitados que bailan y la jalo gentilmente, a un costado.

Quiero despedirme.

Se ve realmente hermosa.

Sonrío, sonrío y suspiro, cansado.

"nomás quería despedirme, ya acabé de grabar"

"ay no, no te vayas, quédate"

me despido amable pero firmemente.

la firmeza no es necesaria, es parte de la comedia que estamos jugando; yo juego a que me tengo que ir y ella juega a que le importa que me vaya o no me vaya. Lo pienso bien; se ve hermosa en ese vestido, pero tengo hambre y ya la extraño lo suficiente; me gusta como sonríe (sigo pensando, con un eco constante enmi cabeza, para que esté seguro que estoy pensando), como niña; me gusta mucho su acento (aquí todos tienen ese acento, pero el suyo es siempre especial).

ya le pedí al mesero que le marcara al taxi, lo hizo de mala gana, total, no es su trabajo. Ni siquiera le explico que no soy de aquí, no le digo nada, guardo mis cosas y me voy.

me gustan las bodas donde hay un amor que parece sincero, donde el y ella están contentos y las familias lloran de felicidad, tan cursis y sinceras.