1 de julio de 2010

el cielo gris siempre me pone el corazón sentimental

lo que nadie sabe es que no me gustan los días lluviosos, las matemáticas y la química, las reacciones físicas, la electricidad y esa sensación que enrarece mi cuarto cuando estás ahí. Nos quedamos mirando los espejos, como si que...

nos olvidamos, el pop, el indie, luego las canciones de hello seahorse para recordarnos (tanto que los detestamos, estamos unidos en nuestro desprecio-amor a las modas indies pasajeras, a esos niños y niñas que en la secundaria escuchaban a britney spears y hoy usan pantalones entallados), de Joan Sebastian para disfrutarnos, en el camión, cuando en medio del desierto me acuerdo de ti y sonrío un momento hasta que me doy cuenta que estás bien bien lejos (en esta carretera que atraviesa el desierto, si llegara a tronarse el motor, si llegaramos a naufragar en medio del mar y ni siquiera pudiera decirte adiós... la frustración final, -no tanto la soledad y el miedo-)

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la reconocí de inmediato: era mi playera favorita, estaba perdida en las profundidades de mi cuarto, me la puse sin lavarla ni nada y me salí a correr; me cansé en 10 minutos y me detuve a tomar agua y a pensar, a ver los coches pasar. Frente a mí pasaban los niños que iban al kinder, me saludaban como si fuera un vagabundo y sus papás los jaloneaban para que se alejaran de mí. Tan feo que huele mi playera, supuse.

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estábamos frente a TELMEX, de un pésimo humor, pero había empezado a llover (pinch*s días lluviosos) y ninguno de los dos nos podíamos ir. Nos vimos obligados a estar juntos, pues, una hora más y yo tan cansado que estaba de haber corrido en la mañana y ahora de tener que tenerla ahí; me acordaba del hijo de Tarás Bulba, que traicionó a su patria por una mujer y me daba risa. "Yo nunca haría eso", me decía, "que suerte que yo no soy soldado, que no estamos en pie de guerra y que ella es mexicana". Eso me puso de buen humor, así que la miré y me reí. Ella también se rió, estábamos los dos como esos que se ríen de un chiste que no entienden... tan idiotas, tan enamorados o algo así, como un caramelo