20 de abril de 2011

La Chica Fresa de otro planeta

no suelo hablar mucho sobre las niñas fresas. Ni usar siempre mayúsculas donde debo, ni hablar con desconocidos, ni viajar mucho, ni enamorarme en serio, ni sentarme en las estaciones de tren a esperar no sé a quien, ni hacer buenos planes y ejecutarlos. Ni buscar entre la basura recuerdos, cartas tiradas o arrepentirme mucho por las cartas quemadas. No suelo hacer muchas cosas pero el otro día, conocí a una niña fresa, un poco mojigata y profundamente hermosa, que encima besa mal. O eso dice para que no me den ganas de besarla. Pero esto, hasta ahora sólo ha logrado despertar en mí una curiosidad insana, injusta e incontrolable, por ver si de verdad besa tan mal como dice; porque no le creo, aunque es todavía una niña de 19 años, es fresa y era la consentida de las madres en su colegio de monjas, hay algo que me impide creerle cuando me dice que besa tan mal, que no sabe nada de esto o de lo otro, que es de otro país, que nació en Santiago de Compostela y que no le gustan los mariscos, que tantas cosas increíbles...

verán, ella no es de otro país, lo más seguro es que sea de otro planeta o de otra dimensión y que durante el trayecto, que pudo haber sido de miles o de cientos de años, perdió todo rastro de sus recuerdos reales, de sus padres, de su novio en ese otro planeta y de sus amigos, y ahora dice y cree en verdad que es de otro país de esta tierra. Pruebas tengo bastantes; por ejemplo, el jet lag que durante más de dos meses sufrió a su llegada, cómo de repente se te queda viendo, perdida en el blanco de tus ojos, como si no te reconociera aunque está leyendo una de tus cartas; a veces, las palabras tan raras con las que habla, que no puedes encontrar en ningún diccionario.

por otro lado, le encanta la ropa cara, los carros y la vuelven loca los conciertos de música clásica y los festivales de cine de arte. No le gusta peinarse ni planchar bien su ropa, pero como ahorita está de moda no peinarse y no planchar bien tu ropa, ese desaliñado constante no le afecta tanto como se podría pensar.

para mí, el problema no es tanto que sea tan fresa o que de verdad no sepa besar. Si no que sea, por ejemplo, una Sirena. No me refiero a que tenga cola de pescado: en Escocia hay una leyenda de las Sirenas. Cuando un pescador se encuentra una en su red se enamora de ella y ella vive con él durante un periodo de tiempo o hasta que su esposo regresa por ella y se la tiene que llevar. Y no hay nada que el pescador ni ella puedan hacer al respecto. Y a mi me da miedo que ella sea una sirena escocesa o una princesa fugitiva de un reino muy lejano y que un día, vengan por ella y se tenga que largar y me deje a mi aquí solo, en este mundo tan raro y tan feo, donde a veces hace tanto calor y a veces hace tanto frío y luego, sin ella, sería todo peor, además, tan desolado, como una de esas tardes de domingo.

2 comentarios:

ricardo rodriguez garcia dijo...

Pues no se pero a mi por la descripcion se me hace muy de hueva.
Pero si a ti te gusta tanto vive la vida sin miedo y a trevete a hacer todo lo que quieras y puedas con ella.
Pero la neta que asi como la describes lo unico que parece interesante de ella es su belleza y esa despues de un tiempo se acaba.

Iván dijo...

no no no,consejitos de vida buena onda NO