15 de octubre de 2011

Diario postapocalíptco de un casi zombie

querido y delicioso Diario:

a veces, viendo el mundo a mi alrededor, siento que las cosas que escribo aquí no tienen mucha importancia. ¿Qué pueden importar el amor, la tristeza, la soledad y la cerveza en un mundo dominado por monstruos que antes sólo aparecían en la ficción y ahora son nuestra aterradora realidad?, Nada, querido diario, absolutamente nada.

pero aún así, yo no puedo dejar de pensar en ella, querido diario. Ella "la innombrable", la "mujer de ojos grandes cuyo nombre no se menciona", ella. La última entrada aquí la empecé hablando de que me había redescubierto enamorado y pidiéndote disculpas, pero nunca te expliqué ni cómo ni porque fue que lo descubrí, querido diario. Te pido que me perdondes de nuevo, pero estaba demasiado avergonzado de mi mismo para contarte a detalle lo que había pasado durante mi arriesgada excursión a las ruinas de Walmart, por víveres pero sobre todo cerveza: La volví a ver, querido diario, la volví a ver.

ya sé que juré que si me la volvía a encontrar haría como si nada pasara, que la ignoraría y seguiría mi camino sin voltear atrás, no importara que estuviera sola o con aquel cabrón. Pero no pude. No pude hacerlo como te lo prometí y te pido disculpas y también que, una vez más, si eres capaz y no crees que te estoy pidiendo demasiado, me comprendas y no me juzgues.

claro, no la pude ignorar un poco por el amor que descubrí que aún sentía hacía ella y sobre todo porque estaba convertida en un zombie putrefacto, asqueroso y furioso que me perseguía con desesperación caníbal a través de los pasillos de la tienda, llenos de productos tirados y cajas vacías, cuerpos a medio devorar y larvas reposando. A duras penas logré escapar de ella (¿sabías, querido diario, que algunos zombies aún pueden correr?, claro, la mayoría, por el lamentable estado en el que se encuentran sus músculos y tendones apenas pueden ejecutar ese patético caminado que tan famoso se hizo en las primeras películas de zombies durante los 60's, pero algunos todavía pueden correr y ella es uno de esos casos) y regresar al pasillo de las cervezas. Estaba yo ya muy tranquilo querido diario, mi corazón apenas repuesto del fatídico encuentro, llenando mi hielera, cuando sentí detrás de mí un aliento frío y muerto, pero que reconocí de inmediato: la mujer que amé estaba detrás mío, intentando abrir mi cráneo para devorar mi cerebro. Logré, no sé como, desasirme de ella lo suficiente para voltear y volvarle los sesos pero su aún hermoso rostro (a pesar del color, los gusanos que pululan a través de sus heridas y la mirada vacía con la que te penetra, aún más fría que aquel día en el que me abandonó, sigue conservando un poco de esa belleza que me condenó desde mucho tiempo atrás, aún antes de la invasión zombie, las bombas nucleares y todo eso) me engañó, creí reconocer por un instante a aquella mujer que tanta alegría y dolor me provocó en el pasado y no pude jalar el gatilllo como debía, querido diario. No tuve la fuerza de voluntad suficiente para hacerlo y lo único que pude hacer fue irme de ahí, avergonzado, con mi cerveza y los víveres necesarios para sobrevivir dos meses, sí, pero arrastrando la verdad ineludible a cuestas de que, a pesar de todo lo que ha pasado en el mundo, con nuestra relación y su estado actual de muerta viviente, yo no he podido dejar de ser un romántico.

pero no te preocupes, querido diario, no me mordió, por lo menos.

ok, no puedo mentirte, querido diario, te tengo que decir la verdad. Ya no más mentiras. Y la verdad es que me distraje un poquito pensando en el pasado, ella me mordió la mano derecha y me arrancó el dedo índice. Tuve que regresar a la zona de farmacia y buscar alcohol o tintura de Yodo o algo pero bueno, como ya debes de imaginarte, la única manera de parar la infección que no sea con un balazo en la cabeza es cortándote el miembro infectado durante las primeras 48 horas del contacto...

pero a ver, ¡hazlo tú!... como si fuera tan fácil cortarse un brazo. Eso duele y no quiero que me molestes más, lo haré a su tiempo, ¿ok?

No hay comentarios.: