8 de julio de 2012

Sacarse la lotería. Una historia de amor verdadero.

este cuento NO está basado en hechos reales, lo repito, esta historia NO está basada en hechos reales. 

existe el mito de que toda historia de amor que tiene un final feliz (del tipo "vivieron felices para siempre"), es una historia de fantasía, fuera de este mundo.

por eso contaré, exactamente como pasó (bueno, lo mejor que lo puedo recordar) la historia de como nos conocimos, nos enamoramos y acabamos viviendo juntos y felices por siempre yo y Mariana. Incluso los días malos. Somos y seremos tan felices que es de no creerse, siempre tan cursis y lindos, siempre los detallitos al despertar y al final del día. Se los juro. Es como era en la televisión. Incluso mejor.

Dedicado a todos aquellos que ya perdieron la esperanza.

El meteorito.

la quise desde que la vi y dije "que bonita niña de quince años". Fue un alivio para mí saber que no tenía quince años. Que hacía un café estupendo pero que preparaba mejor aún las micheladas. Que era musa de muchos músicos,  novelistas y más de un poeta inmortal catedrático de la facultad de filosofía y letras. Que todos iban a visitarla para inspirarse y escribir sus estupideces sin fundamento (el amor infinito… a quién se le ocurre), sus versos eternos.

yo sabía entonces, que no había esperanza. Que la batalla, la guerra, todo, lo había perdido. Que que bonito sería… Invitarle una cerveza. Decirle, "el idiota de tu novio no te merece" y que ella dijera "¿no, verdad?… Sería cosa de preguntarle si estaba de acuerdo o no. De ofrecerle mi corazón. Que se yo, de ganarme la lotería.

así es. Ella ya estaba enamorada. De un patán de esos que se les hacen tan irresistibles… mi única esperanza era que callera un meteorito, que empezara una guerra, que sucediera algo terrible que decimara a la población masculina y me dejara como el último hombre en la tierra. Gracias a dios, o a no sé quien, pasó. Como todos sabemos ya, hace unas semanas cayó un meteorito del tamaño de California en la Antártica, provocando un cataclismo que eliminó al 96% de toda la vida en la tierra y un porcentaje incluso máyor del total de la raza humana. Incluyendo a su (ex)novio.

vaya, que no soy el último hombre en la tierra, pero ya no quedan muchas otras opciones.

ya no importó el dinero. Lo único que importaba era la supervivencia de la raza humana y por supuesto, como no, del verdadero amor.

no cabe duda, la tragedia de uno es la alegría de otro. Todo pasa por algo, todos vinimos a esta tierra con una misión, las crisis no son otra cosa que una oportunidad etc., Etc.

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