6 de mayo de 2012

Un estudio elegante de la poesía de amor adolescente.


Godzilla, las películas de terror, el amor y la furiosa, terrible angustia presente en la poesía romántica adolescente (un estudio elegante).

según el libro "Cazadores de Microbios", la mayoría de los primeros científicos que descubrieron, investigaron y combatieron a los microorganismos que cohabitan con nosotros este mundo y casi siempre están tratando de destruirnos eran, en su gran mayoría, soñadores, locos, y poetas. Desordenados y muchas veces crueles, estos primeros estudiantes de la microbiología eran, en esencia, artistas idiotas que descubrían curas y las causas de las grandes catástrofes por mera casualidad, porque era inevitable que después de tantos absurdos intentos vieran a través del microscopio a algún microbio.

en las primeras, intermedias y las últimas películas de Godzilla, casi siempre hay una historia periférica (a toda la destrucción) de amor, enmarcando la trama principal; igual que en las peores películas de terror gringas, igual que en la secundaria: el inminente desastre en los exámenes de Matemáticas, Química II, Español e Informática es muchas veces poco más que ruido de fondo o música de acompañamiento al recuerdo de esos ojos verdes, crueles, (luciérnagas), fríos y lejanos de una tal Mariana, hermosa sin igual (sus brackets, esas espinillas que tanto la atormentan y la hacen detestar hasta a sus padres no son más que detalles adorables, características únicas que ayudan a nuestro enamorado a diferenciarla de las otras simples mortales, a quererla más) que ocupan la mayoría del tiempo los pensamientos de Ricardito (que si sigue por este camino y no tiene cuidado acabará no como el ingeniero que quieren sus padres, si no como un triste poeta).

el adolescente, entonces, sufre, sufre y sufre todo el día, toda la tarde y a veces toda la noche también; puede incluso dejar de comer como antes. Sufre pues, por culpa de una mujer que, en su descargo (debemos decir), muchas veces ni enterada está de los sentimientos que despierta en el susodicho (el adolescente generalmente es un cobarde que no revela sus verdaderos sentimientos). Pero eso no es todo: nuestro enamorado y futuro romántico de pacotilla sufre también porque reprueba exámenes a diestra y siniestra y le teme a la furia de sus padres; sufre  porque odia despertarse a las 6 de la mañana, porque odia el desayuno, la comida (siempre es lo mismo) que prepara su mamá y también por el calor o el frío excesivos. En fin, que sufre por por todo; y es que a esa edad se soportan muy pocas cosas.

el adolescente, entonces, se rinde. Se rinde y comienza a escribir poesía llena de angustia, dolor y del miedo permanente e implícito de reprobar otra vez matemáticas. Y escribe epopeyas, verdaderas iliadas grandilocuentes llenas de tristeza, de desvergonzado ridículo; es decir de amor verdadero; que no por ingenuo y falto de experiencia deja de ser la verdad.

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