7 de agosto de 2008

tu cerveza

me rompí la mano pensando en ti. Se me rompió el corazón en la mano. Se me perdió la tarjeta de crédito. Me dio mucha sed en medio del desierto. Me atacó un peligroso instinto suicida. No dejé de quererte ayer a las 3 de la mañana

***

iba caminando por la subida de Santa María a las 10, y por ahí, a esas horas, la única luz que hay es la de los coches que pasan por ahí, y nadie espera ver un peatón subiendo por donde no hay banqueta ni sentido común. Me van a atropellar, pensaba. Estaba escuchando “son las nueve”, de Andresito e iba triste y desolado, como quien está seguro que acaba de cometer un error terrible, o varios, como mil. Tenía un playlist con canciones de Joan Sebastián, otras de Calamaro, y así. Pocas cosas funcionan mejor en esos momentos. Quería que empezara a llover, que uno de esos coches me atropellara y me mandara a volar lejos donde me rompiera todos los huesos y el dolor no me permitiera acordarme de mí ni de ti; sobre todo de ti.

o que algo… No comprendía de verdad porque había hecho lo que hice; bueno, sí, pero no quería haberlo hecho. Llegué a la casa una hora después, cansadísimo y miré al perro buscando comprensión en sus ojos cariñosos e imbéciles. Lo saqué a pasear. Ya que, estaba desesperado el muy tonto. Cuando regresamos lo dejé en su cama y yo me tiré en la mía, con ganas de tener ganas de llorar pero nada, no pasaba nada, sólo veía el celular extrañando, ya, pero sintiéndome vacío, vacío y cada vez un poco más sin ti. Que poco tardaste en irte, me dije mientras miraba con atención enloquecida el techo. Luego sentí, como si cualquier cosa, como me iba quedando con las cuencas de los ojos vacíos; casi podía tocar la indiferencia que acompaña a lo más amargo del olvido (las cervezas que tiras y se quedan en el suelo, una mancha estúpida y pegajosa).

lo primero que se sentía más frío era mi cama. No es que ella hubiera estado ahí nunca, pero ya me sentía menos solo cuando me iba a dormir. Empecé a teorizar: tal vez no era un completo idiota, sólo me había acostumbrado a estar solo y mis acciones eran inevitables, consecuencia de la costumbre y total: que se jodan todos y eso me incluye a mí. Algo debía haber que me disculpara: seguro ella iba a ser muy feliz. Uy, que romántico; pero no soy así, entonces desechemos eso, no me consuela, no me sirve, su felicidad sin mí no me sirve (no quiere decir que no la piense siempre, que no se la desee diario), me di cuenta demasiado tarde.

(sigamos mirando su foto, aquí tengo sus mensajes y algo que le escribí, tal vez se pueda volver en el tiempo, corregirlo todo o tal vez tenga un año para darme cuenta que no quiero olvidarla, que la quiero y que si hubiera tenido que conocerla más, a fondo, hasta sus partes no tan bonitas, que duelen, que corroen; esa mirada vacía que a veces se pierde en ti, que te atraviesa con una indiferencia deliberada y cruel).

MTV what have you done to me?