13 de noviembre de 2008

digresiones

no puedo dejar de jugar. Son las12 y media. Ya leí todas las revistas del estante y no llegas. Me estoy haciendo amigo de los guardias, que siempre se sienten tristes y tontos a esta hora. Están tapando los libros con plástico; va a empezar a llover y tal vez este Sanborns tiene goteras.


***

da igual, pienso mientras camino debajo de la lluvia, mascando chicle. Nos encanta la soledad. Da exactamente igual, pienso mientras me empapo y un coche azul pasa junto a mí, como una especie de presagio antes de ir a chocar violenta y estúpidamente con un camión. La gente se cae de lado

riéndome como un niño, espero

te espero la mitad del día, otra vez. Estoy afuera y hoy hace un sol espantoso. Acabo de salir del metro. Leí una revista, un periódico (Pumas ganó otra vez, el Barsa le metió 6 al Valladolid, el cielo se cae y explota todo en mil pedazos) y ahora un libro. El personaje soy yo. Es un patán

***

el otro día fui a ver una película de los hermanos Coen. Quémese Después de Leerse se llama. El libro del buen amor. Sonrisas por todos lados, la cosa se complica cuando ella no se ríe. La cosa se detiene cuando nos quedamos esperando. Le vuelan los sesos a Brad Pitt, la audiencia queda petrificada. Una niña, rebelde, empieza a llorar al fondo de la sala, mientras todos nos reímos como idiotas, hacemos cara de idiotas, tenemos espasmos espantosos como idiotas, que nos doblan a la cintura y nos hacen pasar un ridículo delicioso pero de repente esa niña está llorando al fondo de la sala y a todos nos hace sentir mal. A Brad Pitt, de repente, le volaron la cabeza y nos quedamos solos, como un grupo de poetas sin talento abandonados en una sala de una escuela de cine--

comedia negra sin un gramo de azucar o dulzura, como le gusta a los hermanos Coen, dijo una crítica de cine especialmente indignada, presumiblemente, la niña desconsolada que lloraba al fondo de la sala.

y yo que no puedo escribir nada coherente desde que me enamoré, como un poeta abandonado y sin talento, atolondrado en su cuarto sucio y su casa llena de botellas vacías de refrsco. Le encanta la soledad, nos encanta buscar el amor y las despedidas. Nos encanta extrañar, bajarnos del camión junto a un puente peatonal y no saber bien a bien a donde mirar, porque para todos lados no hay nadie. Los aviones despegan y no vuelven a aterrizar; no se van al espacio, no se caen en el mar, es como si se desintegraran sin dolor, como si me abandonaran nada más, en medio de las nubes y bañados de sol. Cae la noche y no regresan.

Ella, sabe y presiente,
que algo ha cambiado
¿Dónde estás?
No te veo, es mejor
Ya lo entiendo.

…¿Para qué?
Si cada vez que vienes me convences,
Me abrazas
Y me hablas de nosotros dos


*Los piratas - El equilibrio es imposible