me gusta leer libros de Murakami porque me imagino que vivo en Japón.
me gusta el dolor delicioso de extrañarla, y la sensación de alivio que siento cuando contra todos los pronósticos del clima (innumerables frentes fríos y lluvias torrenciales), de las multitudes de hormiguitas y que se yo que otros obstáculos de telenovela, me la encuentro sin querer en el metro y la beso.
es el cansancio, el cansancio que se acentúa cuando suena el despertador a las 6 de la mañana y que nunca termina bien de irse cuando estás dormido.
se acaba la temporada, la jornada, el día, y no se ve nada claro, la oscuridad ni siquiera llega y en la calle las luces ya no tienen fuerza, como faros a medio prender del siglo XIX.
supongo que es amor cuando un día te levantas y dices: "por ella bailaría y comería pescado diario".
me gustan algunos cuentos de José Agustín, aunque tengo que admitir que no entendí porque hacen tanto escándalo con "De Perfil", yo lo leí y debo admitir que mi única reacción durante el 75% de sus glorificadas páginas fue "esto vale madre".
el otro día estaba buscando De Perfil para prestárselo a una compañera del trabajo y no lo enceontré, luego, en uno de los viajes que hago a Zamora para comprar chongos pero en los que siempre acaba dándome flojera y termino por encerrarme un día entero en casa, lo busqué también allá furiosamente entre todas mis pertenencias de la adolescencia que a veces capturan mi presente y demás mamada y media y tampoco di con él. Agotadas todas las posibilidades busqué en mi memoria, que ahora esta saturada de los recuerdos y el olor de ella y no di con la persona a la que, probablemente, le preste-regalé (hija de la ching*da, odio a la gente que no devuelve los libros) esa obra maestra de la denostada (por mí, que si no me gusta algo lo desprecio) literatura de la onda y resultó que su paradero, es un misterio.
hay noches diferentes
hay noches diferentes