22 de diciembre de 2011

Misantropía


- dejé de ir a los bares en cuanto me entere que tú ya no ibas. Que te querías concentrar en tu carrera profesional y en tu esposo y ya no tenías tiempo para esas bandas pedestres de covers, por muy buenas versiones que hicieran de la Flaca de Calamaro.

- ¿y qué hacía yo en todos esos bares, cuando a mí lo que me provoca el saborcito ese tan característico del alcohol es asco?

- buscándote, por supuesto. Sé de buena fuente que te la pasabas siempre en los bares y en las fiestas más ruines y divertidas bailando, gritando y cantando sin ningún tipo de control.

siempre que me masturbo pensando en ti no es para nada vulgar; lo hago con mucha clase y cuido mucho de involucrar siempre el amor más sincero. Es en verdad tan romántico.

- a veces, incluso, iba a fiestas. Y no bailaba mucho pero a veces cantaba karaoke y, como cuando me subo a las combis de trayectos largos, me enamoraba 5 veces, por lo menos, cada noche. Me enamoraba de verdad pero nunca les decía nada, ellas jamás se enteraban y yo las amaba en silencio. Era verdaderamente trágico.

- al final de la noche ahí me tenías, cantando otra vez Sentimental.

- ese es mi verdadero lugar. No en el cine, el café, en un restaurante cenando con alguien y luego agarraditos de las manos caminando por una plaza.

- así que ahora ya no voy a bares. Ya no salgo de casa si no es a trabajar o a hacer la despensa.

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